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Bosch en Argentina

Soluciones Bosch para el Agro

Agronegocio
Sembrar innovación, cosechar eficiencia. Así es como Bosch ayuda a alimentar el mundo.

Agronegocio: su importancia para la economía

Una encuesta de la ONU predice que, en 2050, el planeta tendrá 10 mil millones de personas cada vez más concentradas en los centros urbanos. Para mejorar el acceso de todos a los alimentos, será decisivo aumentar la productividad en la agricultura.

La región del trópico es el lugar donde hay más recursos hídricos y espacios disponibles para plantar y cosechar. América Latina aparece como uno de los principales actores de la agroindustria, convirtiéndose en la solución para satisfacer la demanda del mundo futuro.

El crecimiento del agro en Argentina

Desde mediados del siglo XIX la producción agropecuaria ha sido una de las principales actividades económicas del país. Argentina se destaca a nivel mundial por su industria agrícola ganadera, con excelentes condiciones climáticas, y una alta adopción de tecnología para el trabajo de la tierra. La agricultura es uno de los pilares fundamentales en la economía, tanto para el mercado interno como el externo. Una industria que aporta empleo, consumo y generación de ganancias.

Los registros del 2019 indican que la producción de cereales y oleaginosos fue de 109 millones de toneladas (Girasol, Maiz, Soja, Sordo, Trigo). En alimentos orgánicos, Argentina tiene los fundamentos para convertirse en un fuerte competidor a nivel global y el potencial para duplicar la producción de frutas y vegetales orgánicos del país.

Además, el hecho de producir en el campo y agregarle valor a la producción nos deja ver que no existe dicotomía campo o industria, sino que, por el contrario, el campo y la industria se complementan, formando las cadenas agroindustriales, generando desarrollo con un efecto multiplicador de manera federal. A esto hay que agregarle todo el conocimiento aplicado al campo, expresado en algunas líneas de punta como la maquinaria agrícola de siembra directa, la biotecnología o las tecnologías de la información y satelitales aplicadas al campo. En estos campos Argentina no sólo está a la vanguardia mundial, sino que ya se están exportando al mundo. *

* Fuente: FADA

Siembra agronegocio

La relación entre agronegocio y crecimiento poblacional

El economista británico Thomas Malthus realizó una serie de estudios entre los siglos XVIII y XIX, pero era conocido (y es recordado hoy) por su predicción más catastrófica: el aumento del hambre, dijo, era inevitable. La razón es que la población mundial crecería en una progresión geométrica, mientras que la producción de alimentos aumentaría en una progresión aritmética mucho más lenta.

Hoy, la teoría de Malthus sobre la inevitabilidad del hambre en el mundo se ha restringido felizmente a los libros de historia. La población mundial, de hecho, ha crecido, mucho, desde entonces. Hoy en día, el planeta tiene 7.700 millones de personas y se espera que supere la marca de 9.700 millones de habitantes para 2050, según la ONU.

Sin embargo, la capacidad humana para acelerar, mejorar e intensificar la producción agrícola dejaría a Malthus con la boca abierta. El economista no contó, y difícilmente podría hacerlo, con la escala de los avances tecnológicos en la producción agrícola, la mecanización del campo y la efectividad de los sistemas de riego modernos. Además, no pudo tomar en cuenta el mundo de posibilidades de mejora genética de semillas o tantas otras tecnologías que ahora forman parte de la rutina del campo.

Sin embargo, no todo son flores. Según la ONU, el hambre sigue siendo una realidad para al menos 820 millones de personas en el mundo, mientras que la población mundial sigue creciendo. En medio de esta ecuación naturalmente complicada, también está el tema ambiental y la finitud de los recursos. Los más primarios (de los que dependen la agroindustria y su crecimiento) - tierra para plantar, agua dulce para regar, mano de obra para trabajar - son limitados, y este es el pié para hablar sobre los desafíos de la agroindustria.

Los desafíos del agronegocio hoy

Si los agronegocios alimentan y continuarán alimentando al mundo, el desafío puede resumirse en hacer más y mejor con menos recursos. En otras palabras, necesita ser más productivo y más eficiente.

El desafío humano

En un primer frente, está la cuestión de la mano de obra. En 1991, el 41% de los trabajadores a nivel mundial estaban en el campo; hoy, es solo el 26%.

El desafío es alimentar a una masa urbana en crecimiento con cada vez menos personas trabajando para ella. No hay escapatoria: este movimiento solo es posible a través de la tecnología, capaz de mecanizar los procesos y actividades que realizan los trabajadores hoy. Paralelamente, el campo creará nuevos puestos de trabajo, más especializados y atractivos.

Aún es necesario destacar la burocracia para las exportaciones y las importaciones. Aunque esto ha mejorado a lo largo de los años, algunos requisitos dificultan el proceso, lo que lo hace lento. Sin embargo, conviene recordar que algunas de estas medidas adoptadas tienen como objetivo reducir los riesgos biológicos, evitando así la transferencia de algunas plagas y enfermedades de una nación a otra.

Trabajador rural

El desafío hídrico

Cuando se trata del tema del agua, hay un escenario en el que es imposible elegir héroes y villanos. Por un lado, la agricultura de irrigación representa el 40% de la producción mundial, aunque ocupa sólo el 20% de la tierra cultivable, es decir, es altamente productiva.

Por otro lado, el 74% de toda el agua consumida en Argentina se destina al riego y la ganadería, lo que inevitablemente pone al sector agrícola en rumbo de colisión con otros sectores que deberían incrementar su demanda de agua limpia, como el abastecimiento propio de la población. La mayor preocupación del sector debe estar en el correcto uso de los recursos para evitar la llamada crisis del agua.

¿Y cómo puede contribuir el agro a superar el desafío? Hoy existen alternativas, como la construcción de presas y lagos artificiales, que permiten el almacenamiento y reutilización del agua de lluvia, por ejemplo. Otra forma de sortear la situación es mediante técnicas como el goteo, diferente al riego de flujo constante, que ayuda a ahorrar agua.

El desafío ambiental

El tema ambiental - gases de efecto invernadero, calentamiento global, deforestación, quema, etc. - nunca ha sido más prominente en el debate público, y esto debería intensificarse en las próximas décadas.

Si solo se consideran las emisiones de gases de efecto invernadero, existe un escenario hoy, en el que parte de la emisión de estos gases proviene de la ganadería, sedimentación de ríos, quema y otros. La industria y la producción de energía también son en gran parte responsables de la contaminación. Como tal, la tolerancia de la sociedad civil debe disminuir y la dureza de la legislación debe aumentar.

En una economía globalizada, el juego de la presión también es global. Por tanto, reducir la contaminación y deforestar menos puede convertirse en un factor de ventaja competitiva para algunos países, mientras que cerrar las puertas del comercio internacional para otros.

Sin mencionar que la agroindustria enfrenta el desafío de la finitud de la tierra agrícola. Con el aumento de las poblaciones urbanas y la demanda de alimentos, los agronegocios deben perseguir el aumento de la productividad y no depender de la expansión de la tierra.

Al mismo tiempo, debe ser una preocupación el desgaste de la tierra dada la siembra de ciertos cultivos. Hay que recordar la recuperación de nutrientes para que el cultivo sea replantado o pueda crecer otro. El suelo necesita ser tratado adecuadamente y con los productos adecuados para que el manejo sea más satisfactorio para el productor y permita mantener la calidad de los insumos producidos.

El rol de la tecnología en los agronegocios

Hablar de los retos de la agroindustria y la idea de hacer más y más con cada vez menos recursos disponibles siempre conduce al mismo lugar: aumentar la productividad. Sin embargo, esto solo es posible mediante la inversión en tecnologías. Estas que, a su vez, están en el centro del debate sobre la transformación digital en la industria y en los servicios son los mismos que pueden y deben llevarse al campo.

Mecanización y maquinaria

Aunque el concepto moderno de maquinaria agrícola surgió de la Revolución Industrial del siglo XVIII, hablar de mecanización del campo es literalmente tan antiguo como la invención de la rueda: los primeros registros del uso de ruedas en el campo se remontan al 3000 a. C.

A mediados del siglo XIX, la máquina de vapor ya era una realidad en los cultivos europeos. A principios del siglo siguiente, el motor de combustión hizo posible la creación del tractor moderno. Fueron precursores y ofrecieron conocimientos para que posteriormente se crearan cosechadoras, sembradoras, pulverizadoras, fertilizadoras, entre otros, que se perfeccionaron durante las siguientes décadas.

La constante evolución de la tecnología de campo permite a los agricultores o ganaderos ser cada vez más productivos y precisos, con menos desperdicio de insumos y pérdidas de cualquier tipo. La inversión en maquinaria de última generación es sinónimo de ahorro a largo plazo y sin duda se está adaptando a los retos del futuro.

Cultivo inteligente

Siembra inteligente

Para el agricultor, esto puede, y debe, comenzar ahora mismo en la siembra. La unión entre Internet de las Cosas (es decir, la idea de que cualquier máquina, sistema u objeto puede ser mejor si se conecta a Internet) con el GPS permite sistemas como Bosch Intelligent Planting Solution, que transforma la sembradora común en una inteligente.

La siembra inteligente significa que el proceso convencional, en el que el operador delimita la distancia entre los granos plantados, se cambia por otro automatizado. En el nuevo proceso, el propio software, equipado con información sobre el tipo de cultivo y utilizando un mapa de prescripción, calcula la distancia exacta para que las semillas no luchen por los recursos y no haya desperdicio de suelo, generando hasta un 20% de ahorro en insumos.

Pulverización inteligente

Otro proceso agrícola que puede utilizar la tecnología para ser más inteligente es la aplicación de herbicidas sobre las malezas. Demasiada aplicación causa impactos ambientales y riesgos alimentarios, mientras que, por otro lado, la falta de atención puede ser fatal para la productividad de la tierra.

La solución de Pulverización Inteligente de Bosch, por ejemplo, permite realizar la pulverización combinando inteligencia artificial y cámaras, que pueden diferenciar el cultivo de malezas en milisegundos y aplicar herbicidas solo donde sea necesario y nada más.

Trabajador rural

La importancia de la agricultura como área prioritaria para Bosch

Bosch comparte el optimismo de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) sobre las perspectivas de la agricultura en América Latina, en particular en Argentina. Además de que la región ofrece buenas condiciones climáticas y técnicas para dinamizar el sector, también requiere tecnologías que aumenten la productividad y la eficiencia en el campo.

Además de buscar comprender las demandas de los clientes para brindar conectividad y tecnología de punta que resulten en nuevas oportunidades comerciales, la empresa ha invertido en varios segmentos para atender el mercado agrícola.

Entre ellos se pueden destacar las herramientas eléctricas -con batería de alta eficiencia-, calentamiento de agua, cámaras de detección de incendios, repuestos para máquinas agrícolas diésel, sistemas hidráulicos y electrónicos.

La agroindustria es un sector en el que la tecnología de IoT puede aportar muchos beneficios y aumentar la productividad.

Así, el presidente de Bosch en Latinoamérica, Besaliel Botelho, define la transformación que la empresa pretende provocar en sí misma.

Robert Bosch Argentina - Oficina Rosario

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